Es normal que pensemos que un niño es más feliz cuando no tiene normas ni límites a los que atenerse, pero lo que ocurre es justo lo contrario.
Los niños en cuyos hogares existe una disciplina clara, coherente y constante, se sienten cómodos y seguros.
Esto les produce una gran tranquilidad al comprender que los adultos de su entorno tienen el control ya que ellos no están en condiciones para hacerlo y automáticamente se relajan.
La firmeza es necesaria, por supuesto, pero no es suficiente. Es importante que empleemos en la educación de nuestros hijos la misma dosis de firmeza que de cariño.
Además, debemos entrenar nuestra paciencia y fuerza de voluntad para no caer ante sus exigencias por ser el camino más fácil.

La disciplina positiva no consiste en ceder ante sus caprichos, tampoco ser autoritarios, al contrario, lo que se busca es que los niños entiendan el porqué de los límites establecidos y las consecuencias de no cumplirlos.
Que ellos mismos puedan interpretar y aceptar las normas tanto en casa como en la escuela..
Algunos ejemplos serían: ¿por qué crees que no debes ensuciar?, ¿qué sentirías tú si otro niño se burlara de ti?
Al comprender el origen de las normas ellos mismos las respetarán sin tantos problemas.
Al felicitarlos por cumplir los límites, hacerlos sentir amados y que como padres estén orgullosos de él, cada vez será más fácil que se cumplan estas normas.
Lo más adecuado es tratar a nuestros hijos con calidez y con firmeza.
Es muy recomendable favorecer una correcta comunicación con nuestros hijos promoviendo el uso del diálogo para resolver conflictos o alcanzar consensos.
Y, sobre todo, ser comprensivos y afectuosos con ellos.
Al finalizar cada día el niño tiene que tener la garantía de que ha sido acompañado en su proceso vital por un adulto que ha facilitado el enriquecimiento personal.
La disciplina positiva va de la mano con la educación democrática. Dejarlos participar en algunas decisiones familiares, consultar algunas reglas del hogar les da a los niños la confianza y autoestima que necesitan para afrontar los límites externos.