El perfeccionismo y sus rasgos más sobresalientes

El perfeccionismo es una manera de ser, pero hay diferentes formas de manifestar este rasgo o manera de ser. Descubre cada una de ellas y cuándo son o no adaptativas.

Antes de adentrarnos a ello, empezaremos diciendo que el perfeccionismo se define como ‘la creencia de que se puede y se debe alcanzar la perfección’. El perfeccionismo incluye dos variantes o modalidades: la adaptativa y la patológica.

En el primer caso, hablamos de una forma de ser y de actuar saludable que no genera sufrimiento ni en uno mismo ni en los demás. En cambio, en su forma patológica, el perfeccionismo se convierte en una fuente generadora de estrés, ansiedad o malestar en la persona que lo manifiesta y en las personas de su entorno.

Los tres tipos de perfeccionismo

Hay muchas personas perfeccionistas que anhelan de manera muy intensa realizar productos sin defectos. Sin embargo, no existe un único tipo de perfeccionismo, sino varios de ellos. Veamos las tres formas más comunes que puede tomar en las personas el rasgo del perfeccionismo.

Perfeccionismo auto-orientado

El primero de los tipos de perfeccionismo del que hablaremos es el auto-orientado. Este es el que más se asemejaría a la idea que tenemos de “ser perfeccionista”. Implica una  auto-imposición férrea de objetivos y métodos a los que es preciso adherirse para conseguir las metas, o para desempeñar las tareas de la mejor manera posible.

A partir de estas tareas, la persona siente que se alza a sí misma y a su propia imagen, especialmente ante los demás. En este tipo de perfeccionismo, el criterio que utilizamos para autoevaluarnos se sitúa en un punto “inasumible”.

Cuando este tipo de perfeccionismo se da en personas con baja preocupación, hablamos de un perfeccionismo bastante adaptativo. Estos casos suelen conducir a rendimientos extraordinarios. Sin embargo, si aparece junto a reacciones emocionales difíciles, pueden condenar a la persona que lo manifiesta a estados constantes de frustración, desesperación y escasa autorrealización personal. Esto sucede independientemente de los logros alcanzados.

Perfeccionismo socialmente prescrito

El segundo de los tipos de perfeccionismo que describiremos es el socialmente prescrito. Se trata de un perfeccionismo vinculado a lo que “esperan de nosotros”, y que hace emerger en quien lo manifiesta una intensa ansiedad interpersonal. Así, la persona actúa en base a una serie de estándares o criterios marcados por la sociedad, o por las personas de su entorno, en relación a lo que esperan de ella.

El perfeccionismo socialmente prescrito implica dos procesos diversos: por un lado,puede aparecer una percepción errónea de las expectativas ajenas, y por el otro, una actitud de obediencia o de seguimiento hacia las mismas. En muchos casos, este tipo de perfeccionismo se relaciona con una baja asertividad, con una personalidad con rasgos dependientes y con un intenso temor al rechazo o al abandono.

De hecho, este tipo de perfeccionismo es el que se suele relacionar más con problemas en el área de la salud mental, propiciando, sobre todo, cuadros de tipo ansioso. Por otro lado, suele estar en la base de los trastornos de personalidad incluidos en el clúster C, siendo estos: trastorno por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo.

Perfeccionismo orientado hacia otros

El tercero de los tipos de perfeccionismo es el orientado hacia otros. Hablamos de un perfeccionismo que implica, por parte de la persona que lo proyecta o padece, una serie de reglas que “deben seguir los demás”, pero no uno mismo. Es decir, la persona exige a los demás ser perfeccionistas, aunque ella misma no se lo aplica. Así, son personas que exigen altos niveles de desempeño, que pueden llegar a causar una ansiedad y estrés importantes en los demás.

Por otro lado, la persona con un perfeccionismo orientado hacia otros, suele asumir una posición de privilegio enfrente a los demás, justificada o no. Esta posición puede llegar a evolucionar hasta la tiranía, y no se fundamenta en principios democráticos. En este caso, hablamos de un rasgo típico en trastornos de la personalidad del clúster B, siendo estos: trastorno narcisista, antisocial, límite e histriónico.

Sin embargo, este tipo de perfeccionismo también presenta una versión adaptativa, es decir, la que no genera ansiedad en las personas; a esta exigencia de perfeccionismo hacia los demás se le añade un matiz de empatía emocional y una buena capacidad de liderazgo.

Hemos visto que no hay una única manera de ser perfeccionista; en este artículo, hemos hablado de tres de ellas. Ser perfeccionista para lograr las propias metas personales, serlo por una “presión” social por parte de los demás o esperar que los demás lo sean, pero nosotros no. Cada uno de estos tipos de perfeccionismo puede convertirse, o no, en patológico, y eso dependerá de otras características que tenga el individuo y/o de cómo enfoca dicho perfeccionismo en su vida.

Fuente: La Mente es Maravillosa

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