La depresión existencial en personas con alta inteligencia

La depresión existencial suele afectar a personas con altas capacidades. Son esos perfiles que sufren el peso de las injusticias, que no hallan un sentido a la vida y que sufren el aislamiento por ver y sentir el mundo de un modo diferente al resto.

¿Qué sentido tiene este mundo? ¿Por qué existen tantas injusticias y desigualdades? Familia, trabajo, amigos… ¿es que no hay nada más en esta vida, algo más trascendente? Este tipo de preguntas son las que van dando forma a lo que se conoce como depresión existencial. Es un tipo de condición que aparece en personas muy reflexivas o caracterizadas, a su vez, por una alta inteligencia.

La depresión tiene muchas formas, la condicionan infinitas variables y cada paciente la experimenta de un modo particular y distintivo. Así, y aunque todos hayamos oído hablar de las crisis existenciales, cabe señalar que esta realidad es algo más compleja. Una crisis puede surgir como efecto de una experiencia adversa, también al entrar en una nueva etapa de nuestro ciclo vital.

En dichos estados, son el propio pensamiento y las ideas obsesivas las que van socavando el equilibrio hasta debilitar el tejido emocional de la persona.

El problema de confrontar lo que somos con lo que nos rodea

Kazimierz Dabrowski estableció que las personas podemos pasar por cinco etapas de desarrollo personal. Ahora bien, una buena parte de la población (entre el 60 y 70 % según el propio autor) se queda en la fase inicial; es decir en la etapa de integración primaria. En esta fase las personas se limitan, poco a poco, a ajustarse al ‘molde’ de la propia sociedad. Nos disciplinamos, por así decirlo, e integramos sus fallos, adaptando a todo lo bueno y no tan bueno que nos proporciona nuestro entorno.

Ahora bien, hay personas que quedan atrapadas en el tercer nivel de la teoría de Dabrowski. Es la referente a la desintegración espontánea. Uno percibe grandes discrepancias entre los propios valores y lo que define a la sociedad. La mirada de la persona reflexiva o con altas capacidades siente en exceso el peso de las injusticias, de la falsedad, del materialismo

Si esas dimensiones impactan de manera profunda en la persona, estará, por tanto, en esa cuarta fase que Dabrowski denominó desintegración multinivel. En ella, el ser humano no haya un significado vital. Poco a poco, se convierte en un mero observador que solo aprecia los fallos, los sinsentidos y un vacío que tarde o temprano acaba asfixiándolo.

Las cuatro dimensiones que describen la depresión existencial

Irvin David Yalom, catedrático de Psiquiatría en la Universidad de Stanford y psicoterapeuta, es otro de los expertos que ha estudiado la depresión existencial. En su libro Psicoterapia existencial nos explica esos cuatro factores que suelen determinar esta realidad:

-Perder a alguien y reflexionar sobre el sentido de la muerte. Este puede ser sin duda un desencadenante; no obstante, por sí solo no nos sirve para el diagnóstico de la depresión existencial, deben darse el resto de elementos. No obstante, sufrir una pérdida cercana o no cercana provoca, a menudo, que la persona con alta inteligencia inicie un proceso de duda y reflexión sobre el sentido de la muerte.

-La falta de libertad. Este es otro elemento de gran trascendencia. Es común que, a menudo, este perfil se pregunte por qué el ser humano no tiene mayor poder creativo, mayor impulso de creación y realización. La propia sociedad actúa siempre como vetadora, como ente controlador que nos corta las alas.

-La falta de sentido. Esta es una dimensión de la que ya nos habló Viktor Frankl en su libro El hombre en busca de sentido. Si el ser humano no haya un significado a su vida, aparece el sinsentido, la angustia y la depresión.

-El aislamiento y la soledad. No sentirse comprendidos, percibir que uno ve el mundo de un modo muy diferente al resto suscita aislamiento y un gran vacío.

¿Qué tratamiento hay para la depresión existencial?

La terapia cognitivo-conductual es, sin duda, uno de los mejores enfoques para tratar la depresión existencial. No obstante, es importante no perder de vista la teoría del psiquiatra Kazimierz Dabrowski. La última etapa de su enfoque sobre el desarrollo humano es la integración positiva o secundaria.

Sería por tanto esencial que trabajásemos esa fase que sigue a la etapa de desintegración multinivel. Los aspectos que la integran son los siguientes:

Trabajar nuestra autoconciencia. Clarificar nuestras metas, deseos, necesidades, valores…

Definir y trabajar nuestro sentido de la vida. Situar un propósito en nuestro horizonte y trabajar con él nos da impulso, nos ayuda a encontrar motivación, aliento e ilusión.

Por último, y no menos importante, es recomendable que aprendamos a hacer uso de una adecuada autoeducación emocional.

Dabrowski, ya en esta época de principios del siglo XX entendió que una buena comprensión y gestión emocional es clave para la realización del ser humano. No solo garantiza nuestro bienestar, sino que nos ayuda a evolucionar en todos los sentidos. Pensemos en ello, no dudemos tampoco en solicitar ayuda experta en caso de que estemos pasando por esta misma situación.

Otras notas

Menú