Durante el transcurso de la formación secundaria se dieron cuenta que la música, formaría parte de sus días y que trabajar en equipo los llevaría por diversos escenarios que le regalarían con el tiempo, lo más preciado para un artista: los aplausos.

Había pasado solo unas horas de una presentación en una provincia vecina, cuando se dieron cuenta que los siete, podían hacer de la música, historias cantadas. “La iniciativa surge en un show en Santiago del Estero, veníamos de otras bandas y en la ruta decidimos armar la orquesta y ahí comenzó Al-Fan, en octubre de 2010”, contó Agustín Espinosa Molina a COMMA, uno de los integrantes del grupo.

El grupo de amigos se juntaron para tocar y compartir las experiencias adquiridas a lo largo de los años como músicos de otras Orquestas Árabes de la provincia, la formación inicial estaba compuesta por Eduardo Espinosa Molina en teclados; Julio Cesar Ortíz, en derbake; Marcelo Morales, daff; Victor Creche, batería; Agustín Espinosa Molina, en la voz; luego se incorporaron Ezequiel Zelarayan en guitarra eléctrica y Eduardo Quiuan, toca el mazhar – percusión.

Cuenta Agustín, “somos músicos árabes de la secundaria, hacíamos otro tipo de música, pero estudiamos en el Instituto Árabe, y nos fuimos impregnando de su cultura y su música en general”. Tal es así que comenzó a estudiar idioma árabe con el profesor y traductor oficial de origen sirio Ibrahim Saleh en la Sociedad Sirio Libanesa. El grupo también se capacitó en  a nivel musical con distintos maestros. El auge de internet les permitió acercarse mucho más al conocimiento de la música. “Es una música  muy especial donde hay muchas reglas rítmicas y tipos de notación distintas a la occidental. Uno usa a parte del tono, el cuarto de tono para formar las escalas árabes que se dividen en familias, es un mundo muy amplio a nivel percusión y nivel melódico”, explicó Espinosa Molina.

Son tres las bandas árabes que tiene Tucumàn, pero la constancia de Al-Fan les permitió grabar dos discos: Yo Soy Árabe y Arte y Pasión, discos editados de manera independiente.

“Durante la pandemia aprovechamos para comenzar el proceso de un nuevo disco. Subimos gingles a distintas redes y plataformas musicales. Nos volcamos mucho a la actividad online, para mantener juntos el grupo. Hicimos show online y tuvimos una presentación para una página de diario web. Vimos una merma del 100% de nuestras actividades, teníamos muchos show, eventos, fiestas de la colectividad, teatros, viajes a otras provincias donde participábamos en muestras de academias de fin de año, pero la pandemia todo lo cambió”, dijo el artista. Señaló que el artista sin púbico “es como una abeja sin el néctar de las flores.  Nos tuvimos que adaptar,  pero descansamos un poco de 10 años ininterrumpidos de actividad”, sostuvo.

Los años, la experiencia y el profesionalismo, lo llevo a Agustín a cantar en dos oportunidades e el Teatro ópera de Buenos Aires, acompañando a la Orquesta Internacional del maestro Mario Kirlis en la Muestra Anual de danzas de la Academia de la reconocida bailarina internacional, Saida.

La orquesta, no solo deleita a la comunidad árabe, lo hacen también a públicos de otras culturas, esto lo permitió del auge de la cantante Shakira y de algunas telenovelas árabes. “Así llegamos a toda la sociedad y esperamos que la pandemia pase para poder sentir lo gloriosa que es la música a la hora de contar historias a través de ella”, culminó Espinosa Molina.

Agustín  expresó que la música es parte indivisible de su vida, “es mi canal de expresión donde dejo fluir todas mi emociones, estados de ánimos y sentimientos. La música árabe es mi compañera diaria, la desde hace más de 25 años me acompaña, a la que le dedico tiempo con pasión desde que era un adolescente; la que me permitió desandar muchos caminos y escenarios y por sobre todo, la que me permitió conocer gente maravillosa y talentosa de todo el país”.