¿Qué es el Síndrome de la rana hervida?

A veces aguantamos situaciones y personas dañinas por un tiempo muy prolongado, solo porque seguimos el dictado tácito de ese dicho que plantea que “hay que aguantar cuando no tienes otro remedio” como a la rana del siguiente relato:

“Ponga una rana en un recipiente lleno de agua y comience a calentar el agua. A medida que la temperatura del agua empieza a subir, la rana ajusta su temperatura corporal en consecuencia. La rana se mantiene ajustando su temperatura corporal con el aumento de la temperatura del agua y no se da cuenta del peligro hasta que es demasiado tarde”.

¿Qué mató a la rana? ¡Piensa en eso! Sé que muchos van a decir que fue el agua hirviendo. Pero, la verdad, lo que mató a la rana fue su propia incapacidad para decidir cuándo saltar.

Todos nos tenemos que ajustar, con la gente y las situaciones, pero tenemos que estar seguros cuando tenemos que ajustar y cuando tenemos que seguir adelante. Hay momentos en los que necesitamos hacer frente a la situación y tomar las acciones apropiadas.

Si permitimos que la gente nos explote física, emocional, financiera, espiritual o mentalmente continuarán haciéndolo.

¡Decidamos cuándo saltar! Vamos a saltar mientras tengamos fuerza.

persona cansada

¿Qué nos dice ésta metáfora de nosotros mismos?

Esta metáfora tiene muchos significados para distintas situaciones de la vida, para nuestras relaciones, trabajo, personalidad, conducta de salud, etc. Las personas que están envueltas en una relación que no les causa bienestar ajustan continuamente sus deseos, opiniones y renuncias para no causar malestar, creen que lo pueden aguantar o que no tienen otro remedio que hacerlo.

Quizás ya no tengamos fuerzas para hacer frente a esta última situación límite que se presenta porque no tenemos energía, no tenemos escapatoria, no hemos pensado nada antes o ya estamos demasiado dañados o heridos como para irnos de esta situación a otra que no sabremos si será peor.

La mejor forma de afrontar este hecho es reconocerlo, es decir, no boicotearnos a nosotros mismos diciéndonos que quizás eso es lo normal. Si durante un tiempo muy prolongado te sientes mal en la misma situación o con la misma persona, algo está fallando.

Debes de saltar, no se trata de huir pero sí de saltar, afrontar la situación y plantear qué soluciones hay.

 Recuerda que el que aguanta demasiado, rara vez llega con fuerzas al final para intentar cambiar la situación. Quizás el daño ya esté hecho e interiorizado.

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