Cambiar el Rumbo

No importa la edad, en algún momento de la vida nos replanteamos si por dónde vamos es el camino correcto.

Cuando llegas a la facultad y te das cuenta que esa no es la carrera que querés seguir, cuando tenes 40 y te tomas un tiempo para ver si querés seguir por ese rumbo por los próximos 30 años. 

Sacar el polvo a los viejos sueños, y querer revivirlos, probarte si aún eres capaz de afrontarlos, ponerte a prueba, esa es la idea.

No importa si lo que estás haciendo lo llevas con gran éxito, pensar ¿qué pasa si?, nos pasa y pasará a todos en algún momento, es parte de la vida y está bien.

Los especialistas plantean que las trayectorias laborales ya no son lineales y que, en plena adultez, suelen surgir intereses postergados o desconocidos; los desafíos y los aprendizajes del cambio, en primera persona.

Los profesionales señalan que también puede suceder que el volantazo irrumpa porque algo grande se acerca por la ruta por ejemplo: nos despiden, la empresa cierra o necesitamos salir de una situación tóxica. 

De todos modos, la mayoría de las veces el cambio llega de la mano de preguntas que nos empezamos a hacer y de redefiniciones profundas.

¿Hay algo para toda la vida?

Cambiar el Rumbo

Estas reinvenciones se inscriben en una época en la que la estabilidad de las trayectorias profesionales no es la de antes, según los especialistas. “Las personas van produciendo estos cambios conforme al ritmo vertiginoso de la vida social y laboral actual”.

El contexto va formateando las formas de vivir. La idea de la vocación para toda la vida proviene de otro contexto histórico. 

Parte de lo que podemos trabajar con orientación vocacional es construir nuevas ideas, erradicar las heredadas. Hasta podríamos cuestionar la propia idea de vocación en el sentido de algo estable.

 Hay una búsqueda a lo largo de la vida que tiene que ver con aspectos de cada sujeto y las oportunidades que tiene, y es muy probable que vayamos recorriendo diferentes caminos sinuosos, donde pueden aparecer varias vocaciones.

Ante un giro profesional, el gran dilema de muchas personas es qué hacer con todo lo realizado hasta el momento. Pero no hay que desmerecer. Uno no es una nueva persona, es una persona con un nuevo trabajo. La idea es dejar en la etapa anterior lo que uno no quiera replicar, pero traer todo lo que nos puede ayudar.

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