“Cuando el periodista testimonia la historia en curso, la objetividad es inexistente”

El 7 de junio de 1810 se lanzó la primera edición del periódico argentino, la Gazeta de Buenos Aires; ese día fue trascendental para marcar un antes y un después en la opinión y, consecuentemente, decisiones del pueblo.

El periódico fue fundado nueve días después de la creación de la Primera Junta de Gobierno, y su publicación fue la apertura hacia una nueva libertad de expresión. COMMA, pretendió saber si esa misma libertad de expresión conlleva el periodismo de hoy y el rol del periodista en la conformación de esa libertad. Para ello, dialogamos con un periodista que entiende de periodismo y que sabe sobre el valor de la libertad. “Cuando uno ve quiénes y qué escribían en la Gazeta de Buenos Aires, uno entiende porque se comenzó a festejar ese día. No solo pensaron y hablaron, no solo escribieron, sino que le pusieron el cuerpo al fuego de sus propias ideas”, le dijo a COMMA el reconocido periodista Koly Bader.

-¿Puede definir al periodismo como tal?

Las definiciones de periodismo son como las definiciones del amor, hay un millón y ninguna es absolutamente completa. Yo creo que el periodista se hace en la práctica, está muy bien estudiar periodismo, pero como en todas las profesiones, no es lo mismo estudiar periodismo que hacer periodismo. También hay una cierta cuestión con la vocación, tienen una cualidad más desarrollada que los demás y la pueden aplicar. También creo que con algo se nace o bien se conforma en los primeros años de vida.

-¿Cómo ve el rol del periodista hoy?

He visto en los grandes medios a muy buenos periodistas, manejando información real, y de golpe los comienzan a transformar en opinólogos, incluso lo que otros medios dicen, años atrás eso era un defecto de un medio. Hoy ponen un título de un diario y opinan sobre ese título y eso no es periodismo, tampoco es algo crítico… es una especie de combate entre un lado y el otro, de lo que llaman grieta, como si fuera algo nuevo, y esto existe desde que existe Argentina, porque siempre hay proyectos contrapuestos.

-¿Cuánto de importante es el periodismo para  una sociedad?

La importancia del periodismo es trascendental, la gente no tiene forma de tomar decisiones, como las políticas, por ejemplo, sino es en base a la información y esta se canaliza a través de los medios de comunicación y si estos las falsean, las decisiones del pueblo serán erróneas, porque están basadas en información falsa, y esto es lo que hace el “gran periodismo, de los grandes medios”. Y rescato a los pequeños medios, aquellos que se dedican desde su pequeño lugar, un periodismo más ligado a la crónica de la historia en curso, que es lo que creo se debe hacer.

-¿Cómo definiría al periodismo de ayer y de hoy?. Haciendo un paralelo comparativo.

Me resulta difícil entender al periodismo de hoy tal y como el que comenzó. Por empezar, había plumas como la de Belgrano, Monteagudo o Moreno, hombres que querían más que una independencia, querían una verdadera revolución; yo los llamo los subversivos de mayo. Tal es así que Belgrano dijo: “Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas, la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo la reproducción anual de esos frutos y riquezas o a desplegar su industria para ofrecer a los propietarios comodidades y objetos de lujo en cambio de lo que les sobra(…) Existe una lucha continua entre diversos contratantes: pero como ellos no son de una fuerza igual, los unos se someten invariablemente a las leyes impuestas por los otros. Los socorros que la clase Propietarios saca del trabajo de los hombres sin propiedad le parecen tan necesarios como el suelo mismo que poseen; pero favorecida por la concurrencia, y por la urgencia de sus necesidades, viene a hacerse el árbitro del precio de sus salarios, y mientras que esta recompensa es proporcionada a las necesidades diarias de una vida frugal, ninguna insurrección combinada viene a turbar el ejercicio de una semejante autoridad. El imperio de la propiedad es el que reduce a la mayor parte de los hombres a lo más estrechamente necesario”. Ese era justamente el periodismo de ayer, y en aquella época, y que casualidad, era financiado por el Estado, por el Gobierno de entonces. El estado financiaba la revolución y buscaba un cambio de los paradigmas.

Cuando veo al periodismo de hoy, lo veo en dos direcciones diferentes: una en una involución enorme, y la otra en una evolución grande. La primera se da porque cuando los poderes facticos se dieron cuenta que la difusión en la prensa era fundamental para mantener un dominio sobre la conciencias, sobre la subjetividad de las personas, los medios de comunicación, sobre todo los grandes, se transformaron en vehículo de una ideología dominante, de un pensamiento único. Incluso utilizando mentiras y falsedades, y eso no es periodismo sino operación política. Vemos mucho eso, no sólo en Argentina sino en el mundo, y en especial en América Latina. Se dieron cuenta que para dominar un país, no hace falta las armas, sino dominar las cabezas y que mejor que los grandes medios de difusión. Esta es la involución.

Y la gran evolución son las nuevas tecnologías, que hace mucho más fácil la comunicación y un retorno entre emisor y receptor. Entonces hay dos grandes grupos, los medios masivos de comunicación oficiales y dominantes que hacen su tarea, que por cierto no es periodismo, sino empresas que están aliadas a un interés y canalizan todo hacia ese interés; y por otro están las emisoras populares, las barriales, las pequeñas publicaciones y sitios de internet que manifiestan una independencia de los medios masivos grandes, y que reflejan el periodismo que ha surgido de la manos de las nuevas tecnologías.

-¿Cuál fue el punto de inflexión entre esos dos periodismo?

El punto de inflexión fue cuando el método de las armas, dejó de ser un método de dominación; ahí  pasó a ser el periodismo una herramienta fundamental de dominación, menor dicho los medios de comunicación, convirtiéndose en una herramienta de dominación de las conciencias. Y si las conciencias son dominadas, también las realidades y las prácticas.

-¿Cómo ve el avance de la tecnología, en la conformación de medios y la evolución del periodismo?

La evolución tecnológica democratiza un poco más el espacio informativo, pero todavía con grandes desventajas. La tecnología ha permitido el acceso a la difusión de opiniones sin la necesidad de las grandes inversiones económicas. No hace mucho tiempo para poner un medio se necesitaba mucho dinero, hoy lo hacen periodistas, ONGs, grupos barriales, organizaciones sociales; la tecnología ha facilitado la proliferación de voces, pero se las trata de acallar con la dominación de los grandes medios. Y también hay pequeñas voces que se dedican a reproducir  la agenda de los grandes medios. Por ejemplo, te leen los diarios por la radio, reproducen esa línea, a veces conscientemente y a veces inconscientemente. Y hay otros que se dedican a hacer su propia información su propia agenda, la agenda de la crónica de la historia en curso, dando opinión por supuesto, no estoy en contra de la opinión de los periodistas, estoy en contra de que todos sean solo opinólogos y no hagan investigación o trabajo de campo. Porque a los grandes medios ya no les interesa,  solo les interesa vociferar algo en contra de una posición contraria a lo que ellos defienden, es decir opinar incluso con falsedades.

-¿Cuál es el sentido que usted le da al rol del periodista en la actualidad?

Tiene un gran sentido y cada vez más. Los poderes fácticos le otorgan el sentido de la dominación, y los verdaderos periodistas que militan por la verdad le otorgan el sentido de instruir, informar y formar pero desde algo que creo que no existe: la objetividad. El ideal de acercarse a esa objetividad es desde una posición de honestidad, es decir, diciendo “yo estoy aquí, lo digo desde este lugar y esto es lo que pasa”. Porque cuando el periodista testimonia la historia en curso, la objetividad es inexistente, siempre hay un lugar desde donde miro.

-Hay que mostrarse abiertamente…

Hay que mostrarse abiertamente, mostrar el lugar desde donde lo digo y responder a la realidad fáctica, cosa que en los grandes medios de comunicación masivos no existe, todo lo contrario. Hacen divertimento, inventan noticias y sobre todo hay un elemento que me molesta particularmente, el periodismo como crónica, de la historia en curso, está desapareciendo, son todos opinólogos.

-¿Los medios influyen sobre los periodistas?

Acá hay una cuestión laboral, hoy el periodista está condicionado por el medio, porque hay libertad de medios pero no hay libertad de prensa, son empresas. Como digo, a los verdaderos periodistas lo transformaron en opinólogos, porque le exigen eso, le exigen operar para un lado u otro. No existe la cercanía a la objetividad que requiere el periodismo, esa objetividad debería acercarse desde la sinceridad de dónde está parado el periodista.

-¿Quien tiene más poder hoy: los políticos sobre los periodistas o los periodistas sobre los políticos?

Ni los políticos ni los periodistas, los grandes grupos económicos manejan a los políticos y a los periodistas. Por supuesto otra vez, en una generalización, hay políticos y políticos y hay periodistas y periodistas. Pero cuando uno dice asi: ¿qué es lo que esta dominando?, los dominantes no son los periodistas genuinos, no son los políticos que defienden los intereses de su pueblo, de sus votantes; los dominantes son los otros,  lo que están con el poder real, económico, nacional y muchas veces con el poder internacional. Ese desarrollo que se ha dado del capitalismo hizo que se vaya contaminando todo. Así decimos que los periodistas son operadores de los grandes poderes económicos, y los medios de comunicación ni hablar.

-¿Continúa afianzada la acepción de “el periodismo como cuarto poder”?

Lo del periodismo como cuarto poder es una idea del capitalismo productivo e inicial, del llamado fordismo. Del momento en que el capitalismo era una ideología socializante como método económico, pero eso ha desaparecido; el capitalismo hoy no es productivo es especulativo. Entonces, correspondientemente la función que cumplían los medios de comunicación, que era el dar conocimiento a la población de lo que sucede, hoy ha cambiado. Hoy no es el objetivo de los grandes medios dominantes, porque lo que hacen no es periodismo, siempre son reproductores de la ideología dominante pero hoy son herramienta de imposición de un pensamiento o de una forma de manipulación de la conciencia.

Con esto quiero decir que el periodismo es mucho más que un cuarto poder. Estoy de acuerdo con aquellos que dicen que entre el “lowfare”, el sector de la justicia cooptado por la política, la prensa, y amplios sectores de la sociedad, están en la promoción del sistema neoliberal, que no es solo un sistema económico, sino que se complementa con un sistema de dominación, con una forma de hacerlo. O sea, no es el cuarto poder… es el poder real. Hay presidentes menos poderosos que empresas mediáticas que están en esos países, y nos sucede a nosotros. La prensa concentrada no es el cuarto poder, es el poder mismo.

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