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El acto de abrazar tiene un poder emocional capaz de disipar las emociones negativas. Estudios confirman que el contacto físico da una respuesta positiva y que un abrazo prolongado libera oxitocina, también denominada hormona del apego y del amor.
En un contexto diario, los abrazos son elementos significativos en nuestras interacciones: nos permiten fortalecer los vínculos afectivos, expresar mucho con muy poco y aumentar la cercanía emocional. Un abrazo te lleva a un intercambio íntimo y afectivo, pero pueden tener diversos significados y darse en diferentes lugares. Por los mismos los beneficios que traen los abrazos varían.
Encontramos abrazos amistosos, afectivos y con connotaciones eróticas. Dentro de los abrazos amistosos pueden incluirse todos aquellos que denotan camaradería, compañerismo o simpatía. Los abrazos afectivos, son uno de los elementos esenciales para expresar afecto fraternal o amor romántico. En este contexto, el contacto físico es mucho más cercano, íntimo e intenso. Generalmente los cuerpos de ambas personas se unen y las cabezas se colocan una junto a la otra. Por otro lado, dada la cercanía física y corporal que se produce en el abrazo, este también forma parte de las interacciones con connotaciones sexuales que tienen lugar entre personas que se atraen. Pese a que sean los besos los que estén asociados al erotismo y los abrazos más asociados al amor, estos últimos juegan un papel importante.
Los abrazos son capaces de aliviar el dolor, mejoran el sistema inmunitario e incluso potencian las capacidades cognitivas. En definitiva, se trata de un recurso sencillo pero extremadamente poderoso que se encuentra al alcance de todos. Hagamos un buen uso del mismo.