Solitud: la elección de estar solos

Se tiende a usar los términos soledad y solitud como uno mismo y eso es erróneo.

 Etimológicamente, la soledad es “la vivencia de sentirse solo, sintiendo la ausencia de otros y anhelando su presencia compartida”.

Es una experiencia no deseada y responde a una necesidad de contacto y encuentro con el otro.

La solitud, en cambio, es estar solo por voluntad propia y disfrutarlo.

En sí­ntesis, estar solo no siempre tiene una connotación negativa. La soledad y la paz que esto puede conllevar nos lleva a disfrutar de nuestro propio tiempo, aprender cosas nuevas, meditar y leer un libro.

Disfrutarte, analizarte, pasar tiempo contigo, aprender de ti, saber que te dices, y que te dice tu mente en esos momentos de silencio muy necesarios.

Los expertos afirman que incluso puede beneficiar tus relaciones sociales, mejorar tu creatividad y confianza, así como ayudar a regular tus emociones para que puedas lidiar de mejor manera con situaciones adversas.

Persona sentada en un columpio viendo una cascada

La libertad de no tener que seguir el ritmo de los demás, “sin presión de hacer nada, sin presión de hablar con nadie, sin obligación de hacer planes con otras personas”, es una excelente manera de procesar y relajarse, incluso para personas muy sociales.

Estar a solas con tus pensamientos y darte a ti mismo el espacio y el tiempo sin estructuras para dejar que tu mente vague sin distracciones sociales, a veces también puede ser intimidante.

Va a depender de cada persona como lleva esta solitud, su amor propio, su fuerza mental y hasta el pasado influyen en que estos momentos de soledad, aunque sean por voluntad propia, sean placenteros.

En una cultura en la que a menudo confundimos estar solos con la soledad, la habilidad de valorar el tiempo que pasamos con nosotros mismos evita que procesemos la experiencia como algo negativo. 

De hecho, identificar con mayor precisión los momentos en los que necesitamos estar a solas para recargar nuestra energía y reflexionar puede ayudarnos a manejar mejor las emociones y experiencias negativas, como el estrés y el agotamiento.

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